sábado, 8 de octubre de 2011

¿Por qué los días son baldíos?



    ¿Por qué? ¿Por qué los días son baldíos?
    ¿Qué se hizo de los céfiros templados?
    Del suelo arcilloso y  de los encalados
    muros,  ¿quién los ha dejado tan fríos?

    ¿Y por qué hay más ceniza de suspiros
    que fuego en este lar? ¿Y por qué... lados
    donde echarme a llorar por todos lados?
    ¡Contestadme vosotros, mis amigos!

    Que tiempo llevo ya por los retiros
    de mi espíritu observando, trastornado,
    una geografía inquebrantable.

    Es la tensión y humedad de los tejidos
    el aviso de nada determinado.
    Mórbida instancia de lo inapelable. 




No hay comentarios: