domingo, 30 de octubre de 2011

He caminado solo por las calles.
He pedido ánimo prestado hoy,
como ayer supliqué no ser más quien soy
a un Dios arrogante. Caso y detalles
carecen de importancia, mas, intuyo
a cada instante un motivo, una razón
por la que descoyuntar la trabazón
entre yo y un mundo que niego, excluyo,
como si de proposición lógica
se tratara. Porque no tiene cara,
ni ojos, ni cuerpo con el que luchar
y porque no piensa, ni me va a hablar
de la belleza, ni nada de nada.
Es absurdo adorar lo desalmado.
¿Qué me queda? Tan sólo esto: 
la fe 
en que tal vez ya no sepa lo que sé,
esto es, que esté loco y equivocado.   





1 comentario:

LoR€¶4 dijo...

wow!! saludos infinitos...