Hoy encuentro consuelo en los sonetos
Mañana, quizá en ciertos circunloquios
filosóficos (que no vaniloquios:
pues de laberinto son vivos setos,
no privan acceso; sí lo retrasan)
Acaso pasado mañana sean
las musas quienes entonar me vean
antiguas romanzas. Puede que digan:
¿Adónde van éstas tus esperanzas?
Ya sea en poema, canción, discurso…
¿Por qué te agrada, así, ser diletante?
Y yo replicaré muy digno a estas chanzas:
¡Musas! ¡No la ciencia, sino el concurso
del dios Eros, os dio vuestro semblante!
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