sábado, 22 de octubre de 2011

Sin inicio,

    
    escribo en un sustrato de frenesí
    contenido, ¡cómo debe escribirse!
    El espíritu no va a distinguirse
    de las formas, si por ellas es… sentido.

         El espíritu no avanza, no camina,
         se eleva. El espíritu se subleva
         ante sí mismo, sí, y sin embargo no termina.

             Encuentra su sentido, siempre, en su libertad;
             en la total indeterminación. O en la verdad

                 de ser pura proyección. Como un poema sin final,




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