jueves, 29 de septiembre de 2011


El pesimismo está tan justificado como el optimismo. La historia no es una razón de peso; ante ella puede objetarse el porvenir.


Filosofía en términos freudianos: insatisfacción coartada en su fin. 


La poesía representa la subversión del esquema clásico de forma y contenido: El poeta sólo utiliza un discurso, un “contenido proposicional”, como vehículo de un estilo. El logos equivale al pathos y el pathos al logos; la bella expresión disculpa todas las falsedades… En última instancia, se trata de crear Ethos.   


Hay dos tipos de escepticismos: uno cobarde, nacido del miedo a ahondar en la investigación del mundo, y otro de profunda aceptación, de observación; de experiencia y sabiduría. Antes de encerrarse en su castillo, Montaigne tuvo el valor de salir afuera y explorar.


Una convención es, para los orgullosos, el bastón que les humilla mientras les presta un gran servicio. 


Las llamadas convicciones son la pátina moralista de los prejuicios más arraigados. Allí donde no hay justificación, se añade, con toda naturalidad, justificante


Objetivamente, el esfuerzo es la sátira del deseo del que proviene. Subjetivamente, en cambio, es la epopeya de su realización.  



 Artistas polifacéticos: Su múltiple mediocridad, útilmente, encubre un único miedo. Miedo a buscar en una sola dirección; a perderse en el magisterio de algo que, de antemano, se sabe inútil en relación a lo que importa.  Miedo a "lo que importa". A la nada.  



sábado, 17 de septiembre de 2011

18 aforismos más


1.

Sólo quien se ha perdido alguna vez entiende "de caminos".

 

2.

¡Y entonces… amé! 

Fue como encontrar un signo de interrogación entre formulaciones matemáticas…
3.

Lo peor de odiar a los demás es que, a menudo, se les odia con cariño.
4.

La medida de la verdad es el perjuicio. Ante la duda, pregúntate cuánto destruye a su paso.
5.

Antiguamente, a unos se les educaba para mandar y a otros para servir. Ahora, en cambio, se educa a todo el mundo para lo mismo: para que ganen tanto dinero como puedan.
6.

Para comprender hay que aguzar el espíritu del mismo modo que un catador centra toda su atención en el paladar. Así, tal y como éste llega a captar matices de sabor ignotos para el resto, el pensador aprehende formas profundas en lo más trivial. Como el poeta es sensible a la belleza y fealdad del mundo, el filósofo es aprehensivo ante ciertas combinaciones de ideas; y cuánto más ahonda en ellas, cual pocero, más se expone a quedarse atrapado y a no poder volver al estado, digamos, “de reposo”, en el cual la idea, esporádicamente, llega a germinar.

7.

Si del dolor hay escapatoria, hay también posibilidad de poesía. Pero si no la hay –o carecemos del impulso creador necesario para que la haya-, entonces el mundo vuélvese un lugar terrible y vulgar del que sólo cabe esperar tormento o muerte.



8.

Aquel viajante empleó más tiempo tratando de descifrar el mapa que explorando el terreno. Algunos dirán que era un hombre sensato, puesto que no sabía nada del lugar en el que se encontraba, pero, si bien se mira, también puede llegar a parecernos muy cobarde y, en cierto modo, ingenuo… En efecto, ¿por qué fiarse del mapa, si se desconfía de todo lo demás?


9.

El único afecto de valor es aquel del que podemos prescindir.


10.

Hay personas que parecen haber nacido con la rara cualidad de sólo poder ser estimadas desde la distancia.

11.

Nuestro propio juego – Conocí a un jugador de baloncesto con una técnica impecable, y que, sin embargo, no sabía jugar en equipo. Su problema era que había adquirido la costumbre de pelotear mirando su sombra a cada momento; y, sin tal punto de referencia, perdía el balón constantemente. Un día me confesó que ya era tarde para él, que nunca podría cambiar aquel hábito sin menoscabo de su técnica, a lo que yo le contesté que le entendía perfectamente, que a mí me ocurría lo mismo cuando escribía. “Ah, pero tú estás salvado”, me dijo, “tu no tienes que jugar con otras personas”. “Ni tú tampoco”, contesté, “a los dos nos basta con la sombra”.
12.

Sólo existe un talento: el de fingir su posesión.
13.

El talento es el tributo que concedemos a quienes nos engañan con suma maestría. 


14.

Nuestro rostro es el símbolo de lo que somos, es decir, de lo que no somos más que por su continua vigencia como tal.
15.

Crear: adular al cuerpo para que éste, envanecido, garboso, enamore a la idea.
16.

Un filósofo de partido se me antoja, en su proceder, como un padre que en vez de contemplar a su hijo mientras, muy esforzadamente, juega a fútbol con sus amigos, va a darle también él patadas al balón.
17.

El héroe no tiene un arma para cada enemigo, sino un enemigo para cada situación.
18.

“Deporte de aventura” es una contradicción en los términos.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Vuelta a la vida de la tierra


Vuelta a la vida de la tierra.
No sólo es un retorno.

Hay en la medida en que lo que hay no se niega.
En la medida en torno
a lo medido.

         (a su servicio)

Vuelta a todo principio vivido;
a todo instante de autenticidad.


A ti, existencia.
A tu verdad.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Más aforismos


1.

Normalmente, cuanto más se vanagloria uno sobre su destreza con las mujeres, menos capta su valor último, su profundidad natural. Por lo demás, se da el típico caso de hombre obtuso cuyo influjo, por desgracia, no se circunscribe a la cuestión aludida, sino que lo intoxica todo irresponsablemente, echándonos su hálito pestilente sin pudor y banalizando (objetivando) todo lo que toca.


2.

“Entre el dolor y la autocompasión se atisba, frágil, lo sublime” – Desde luego, esta no es una frase sublime.


3.

Esta es la utilidad de la filosofía: desengañar. ¿Y de qué desengaña? Pues de todo, absolutamente... Incluso de sí misma y su valor.


4.

Luchar por algo, o contra algo, es una sola y misma cosa. Toda cualidad no es perceptible sino por contraste, y sin embargo ¿a favor de qué causa está quien precisamente repudia la lucha? ¿Es real la alternativa? ¿No hablamos aquí de nihilismo? ¿Existen, en verdad, la beatitud, la paz espiritual, el estado ascético etc.? – ¿O son sólo signos de negación canonizados?


5.

Lo que hace que debamos recurrir a la fe es la inadmisibilidad de que, en ocasiones, pueda no ser bueno creer en el bien y, conforme a ello, intentar hacerlo.


6

Pobre iluso: Creía que escribir bien era cuestión de caligrafía.

–  Creía que vivir bien era cuestión de educación.


7.

Estudiando filosofía, he observado que, como si de aquivos y teucros se trataran, las escuelas o tradiciones a menudo contienden no por la victoria (la imposición de doctrinas), sino por las armas del contrario (los conceptos). También aquí hay motivos para creer que las razones que les impelan a ello son tan pragmáticas como religiosas.


8.

Las decisiones verdaderamente importantes son las que nos definen en relación a ideales de heroísmo o santidad.  Sólo escapan de éstas unos pocos: Los locos, los genios, los desesperados… Quienes carecen de ideales.


9.

Sé que me embarga la serenidad: Estoy dispuesto, e incluso se diría que deseo, equivocarme de nuevo.


10.

En la inmensa mayoría de los casos –los afortunados– la vida se reduce a nacer, trabajar, procrear, asegurar la propia supervivencia (y otras cosas por el estilo). En los casos desafortunados, a esto se le añade el ser demasiado conciente de ello.


11.

El orgullo: cuando, desde un punto de vista estético, consigue emocionarnos, lo llamamos nobleza, “la nobleza del hombre”, pero cuando nos fastidia o aburre lo llamamos vanidad.


12.


Y dijo el profesor: “en mi opinión, es inteligente quien no compara”, a lo que yo repuse “¿y quien compara, en cambio, qué es?”.
    Lo cual fue una provocación innecesaria.


13.

Es imposible hablar sobre algo con quien sólo usa las palabras para algo.


14.

Independientemente del asunto que traten y del dominio que demuestren en la materia, quienes hablan lento muestran más inteligencia que quienes hablan rápido: Dejan que sea la comunicación misma la que encuentre al buen receptor, y así se ahorran ellos la engorrosa psicología y pueden concentrase en el discurso.


15.

Símil eléctrico –  El saber vive de la memoria y la alegría del olvido. Así pues, una lección sacamos de ello: para ser felices, debemos aprender a sucedernos en fases de idiotez y lucidez, periódicamente, como si fuésemos la corriente alterna que da luz a una bombilla.


16.

Las buenas ideas no pasan de moda. Pasan de moda quienes las defienden mal.


17.

Una reflexión moral –  En la acción algunos hombres se figuran que nada es en vano, y así se tranquilizan, apaciguan la duda que podría anquilosarlos. Otros actúan siguiendo el dicho “sólo lo superfluo es necesario”, y se ponen enfermos de pensar en los motivos. Una tercera especie hace del pensamiento acción y así cree liberarse de las trampas anteriores. Pero en todo caso se actúa, y eso es, en último término, lo que importa porque – dicho coloquial y no coloquialmente- es lo que hay.


18.

Toda vez se conocen las reglas básicas de una gramática y se tiene la paciencia de corregir con esmero los textos, escribir bien se reduce a usar las palabras del modo en que alguien desearía, pero no consigue, realizar. Es una  cuestión de psicología; ya se trate de poesía, de narrativa o filosofía. El escritor se convierte, con sus malas artes, en el ideal de su lector.